Rosa Palomino: “Con la radio reconocemos nuestros derechos y cultura aymara”
Con una larga trayectoria en radio y como dirigente social y política, Rosa Palomino Chahuares fue distinguida el 2014 por el Ministerio de Cultura y forma parte de la directiva de la Red de Comunicadores Indígenas del Perú (REDCIP). Nacida en la comunidad de Camacani del distrito de Platería en Puno, es especialmente reconocida por dirigir Wiñay Pankara (Siempre Floreciendo), un programa radial de relatos íntegramente en aymara conducido por mujeres emitido por primera vez en 1988.
Según la investigadora Jacqueline Oyarce, este programa “logró vincular la actividad política y el quehacer radiofónico y contribuyó a la re-significación del relato desde la perspectiva de género”.
Si bien actualmente no se emite por dificultades de financiamiento, Rosa planea relanzarlo pronto mientras se mantiene activa como presidenta de la Unión de Mujeres Aymaras del Abya Yala (UMA).
- ¿Cómo participan las mujeres en su programa?
La comunicación es la columna vertebral de la sociedad. En ese sentido, vi que las mujeres de mi pueblo estaban excluidas y marginadas. Comencé a trabajar por mi cultura. El programa (Wiñay pankara) es producido con las propias hermanas, que participan en entrevistas, testimonios, sociodramas y otros formatos.
Es un programa educativo cultural, sobre cómo ve la vida cotidiana la población aymara. Se habla de cuáles son las necesidades o demandas y se dan alternativas.
Ellas me invitan a sus actividades en las comunidades, asambleas, reuniones de las hermanas. Traigo material y yo lo enlazo, hago la mezcla de manera artesanal… creo que es un derecho usar esto de la tecnología. Apropiarnos de ella es importante. Ahora, dentro de mi organización, también hay mucha gente aymara joven, profesionales o en camino de serlo. Hay comunicadoras sociales. Mi hija Yenny Páucar ha estudiado comunicación en la Universidad Nacional del Altiplano. Hace 5 o 6 años ya salió de la universidad y está dentro de la organización. También hay sociólogas, hay antropólogas.
- ¿Cómo ayuda su programa de radio al pueblo aymara?
Wiñay Pankara abrió un espacio en la población aymara, que es reconocido en la región de Puno. Las mujeres han perdido el miedo, se han fortalecido participando en medios de comunicación. Las mujeres sabemos cuáles son nuestros derechos, conocer nuestra cultura, los derechos de la mujer, la sabiduría. Las mujeres estamos trabajando progresivamente en este proceso.
- ¿Cómo se inició en la radio?
Mis padres han sido de familia pobre. Tengo varios hermanos.Terminé la primaria a los 15 años. Para estudiar secundaria tenía que ir a Puno y no sabía hablar castellano, por eso lloraba en mi casa. Mi mamá me decía que tenía que defenderme y enfrentar la situación. Con todos esos golpes he aprendido castellano. Viendo todas estas experiencias, me eligieron como promotora de desarrollos comunales de mi comunidad. Me indicaron que había un evento en Lima, el Congreso de los Campesinos. Vine y me puse a llorar porque no podía hablar bien el castellano. No sé si me equivocaba… el miedo, el susto. No podía hablar.
El evento era de tres días. El primer día no hablé, el segundo tampoco. Ya tenía mi esposo en ese momento. Yo venía por conocer Lima, era inquieta, era una cosa fantástica. Mi esposo me compró un librito de la boliviana Domitila Chungara que vendía Hugo Blanco y me lo he comido, hablaba de cómo eran las mujeres indígenas campesinas. Me metí a un proyecto con una alemana, Angela Mëntzen, que estaba capacitando a las mujeres para que pierdan el miedo. Me dijo que en las regiones las mujeres son bien inteligentes pero no se les da espacio y que podría hacerse un programa para intentar cambiar eso.
Me planteó que hagamos un proyecto de la mujer aymara en comunicación. Al momento de hacer un libreto en aymara no podía leer, me rendí, dije que no lo iba a dar, pero ella me decía: “tú hablas aymara y no le estás poniendo voluntad”. Me puse a llorar para que me dijera que no podía, pero me dijo que me esfuerce. A las cuatro de la tarde salió el programa.
Hablar en la radio hace que las autoridades nos respeten. Todos escuchan nuestra participación y nuestra palabra. También nos escuchan nuestros hijos, a los que estamos diciendo cómo es la situación de la tierra.
- ¿Qué aporta la radio a la cultura y el idioma aymara?
Organizarnos, afirmar nuestros derechos, que haya reconocimiento de la cultura, sensibilizar a la población aymara, que los varones reconozcan el trabajo de la mujer… ayuda mucho. Por ejemplo, en ese momento decía: ¿quién me va a escuchar? ¿Para qué me pides en aymara? A nuestros hijos y nietos les decían que es malo hablar nuestro idioma, que es atraso. Yo les decía “quiero hablar en aymara” y lograr que entiendan que el idioma vale ha sido un proceso. Ahora dicen en buena hora soy aymara, soy una mujer trabajadora, educo a mis hijos, mantengo mi casa, también el país… Pero no ha sido tan fácil.Es un trabajo todo eso.
- ¿Cuál es el futuro de la radio?
Mi hija es comunicadora y en la UMA hay bastantes mujeres profesionales. Tenemos escuela, formación, líderes. Yo ya estoy pasando, no voy a quedarme con toda esa experiencia y eso es un alivio. Yo siempre digo que hasta la muerte trabajaré, en la puerta del cementerio dejaré la comunicación. En este proceso he tenido enfermedades, casi me muero y estoy reviviendo. Entonces el día que me vaya no quiero que llore ni mi familia ni nadie. Más bien, simplemente escuchen las grabaciones que tengo ahí en mi casa.
Hay bastantes programas especiales, del Día de la Mujer, del Día de la Madre, del Campesino, de la Mujer rural. Que escuchen – aquí está Rosa Palomino, viva. Que a nadie le salga ninguna lágrima. Pero no quiero morir por enfermedad, que sea haciendo y luchando por nuestras actividades. Esta es mi decisión.
Fuente: Servindi
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