Asesinan a un dirigente campesino en Paraguay
El 1 de diciembre fue asesinado el dirigente campesino Vidal Vega, que desde junio presidía la Comisión sin Tierra de Marina Cue, en Paraguay. Vidal Vega fue testigo clave de la matanza de campesinos llevada a cabo durante la ocupación de tierras de junio, que llevó pocos días después al presidente electo, Fernando Lugo, a un juicio político que lo desbancó del poder. Tras ese golpe de Estado, ‘constitucional’ –Lugo era el único candidato de izquierdas que había ocupado el sillón presidencial en el Paraguay contemporáneo –, los campesinos que habían participado en aquella acción fueron encarcelados. Vidal Vega colaboraba con la plataforma que elabora un informe sobre la matanza, paralelo al oficial, y que pretende esclarecer el caso.
Días antes del cambio de Gobierno, el 15 de junio de 2012, un grupo de campesinos sin tierra ocupó las tierras de Marina Cue (Curuguaty), territorio declarado sin “propiedad” cuya titularidad fue reclamada por el empresario Blas Riquelme. En esa acción murieron 17 personas: 11 campesinos y seis policías. Desde entonces hay 12 personas en prisión, entre las que hay jóvenes, mayores y mujeres embarazadas. Algunos nunca estuvieron en Marina Cue, otros fueron a visitar a los heridos, otros son adolescentes que acudieron a llevar el almuerzo a los campesinos.
Ocupación de tierras
Tras el asesinato del dirigente, la policía paraguaya ha sido, esta vez, muy eficaz, y ese mismo día detuvo a un hombre acusado de llevar a cabo un ajuste de cuentas al campesino. La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha condenado el asesinato del dirigente, pero el Gobierno de Federico Franco se contenta con la explicación policial del asesinato.
Mientras, los acusados de aquella ocupación siguen en prisión, como es el caso de Rubén Villalba, dirigente campesino señalado por el presidente de facto, Franco, a quien éste acusa incluso de pertenecer al grupo guerrillero Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) y de ser “un revolucionario que lee a Marx y al Che”. Rubén Villalba es un dirigente campesino, pero es un hombre que apenas se expresa en otra lengua que no sea el guaraní. La acusación la lleva a cabo el fiscal del Estado Jalil Rachid, hijo del expresidente del Partido Colorado, partido que ha ostentado el poder en Paraguay durante 60 años y amigo de familiares de Riquelme, que dice ser propietario de aquella tierra que se ocupó.
Presos en huelga de hambre
Han pasado seis meses desde la ocupación y varios de los detenidos han llevado a cabo una huelga de hambre por la que algunos de ellos han conseguido la prisión domiciliaria. Sin embargo, el resto continúa en distintas prisiones del país sin que se hayan obtenido pruebas relevantes que fundamenten la acusacion.
Se ha presentado un informe paralelo elaborado por una plataforma de investigación integrada por profesionales argentinos, paraguayos y españoles, que desmonta todas las teorías de la acusación y que pone el foco sobre asuntos como que las armas nunca fueron utilizadas, los disparos fueron realizados por helicópteros, o la negación de auxilio a campesinos. En la capital del país y en las distintas localidades donde se encuentran los presos se han producido vigilias y movilizaciones pidiendo su liberación y el esclarecimiento de lo ocurrido en Curuguaty.
Mientras, desde que se instauró el Gobierno de facto en el país, casi inmediatamente, se han aprobado varios acuerdos de comercialización de semillas transgénicas: maíz, soja, algodón. Semillas, antes introducidas ilegalmente en el país, que han desplazado los cultivos autóctonos empobreciendo cada vez mas a miles de campesinos y pequeños productores. En muchos casos para la plantación de transgénicos se ha desplazado a familias campesinas de sus lugares de origen, debido entre otras razones a las fumigaciones con agrotóxicos.
Los agrotóxicos
Además, el Gobierno de Franco ha retirado la ley que obligaba a los empresarios de la soja a avisar a la población de las fumigaciones para poder resguardarse. Según denuncian diversas organizaciones ambientales, las fumigaciones provocan abortos, malformaciones y cáncer.
En la actualidad, el monocultivo es un negocio ventajoso para grandes productores en Paraguay. Enormes extensiones de tierra son cedidas en régimen prácticamente feudal a cargo de, principalmente, terratenientes brasileños o argentinos que apenas pagan impuestos. Recientemente fue aprobado el impuesto del 10% para la exportación del grano. El monocultivo se está instalando como ‘un Estado paralelo’ dentro del país, con sus leyes. Todas las semillas y sus complementos son servidos por Monsanto.
Mientras tanto, en el país se dirime quiénes serán los candidatos electorales en abril de 2013. Por el Partido Colorado fue elegido Horacio Cartes, un ‘macroempresario’ que nunca se dedicó a la política y que algunos vinculan al narcotráfico. Su oponente no era mucho mejor: Zacarías Irún, cuya principal promesa electoral fue aumentar el control policial. En la actualidad ambos unen fuerzas en la misma lista. El principal punto del programa “colorado” es la inversión empresarial, como señala Cartes, que promete ventajas en el sector de los grandes ganaderos, extendido al norte del país y que ha desplazado a la población indígena y deforestado la zona.
Río Tinto Alcan es la otra empresa que se puede ver muy beneficiada por el Gobierno actual en Paraguay. Se ha previsto instalar una macroplanta de fabricación de aluminio apoyada por algunos diputados del Partido Liberal, con dudoso beneficio para el país y una muy alta tasa de contaminación ambiental. Pero los paraguayos siguen saliendo a la calle, a pesar de que el Gobierno de Franco amenaza con sacar al Ejército.
Fuente: Diagonal Global
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